¿Qué cosas se pueden aprender de un catador de agua?

Diners conversó con un catador de agua para entender su oficio dentro del mundo de la gastronomía.

Hay oficios como el del crítico y el del restaurantero que cambiaron el mundo de la gastronomía, pero sin duda, ninguno se compara con el de un catador, un oficio en apariencia tan simple pero que lleva la experiencia gastronómica a un nivel superior.

Se dice que esta noble tarea empezó en la antigua Mesopotamia en el 9.000 a.C, cuando los terratenientes de la época empezaron a hacer vino. Con el paso del tiempo los catadores se organizaron y crearon toda una metodología que incluye procesos casi científicos que garantizan la exactitud de lo que están probando.

“La cata está diseñada con valores objetivos y no de gusto, porque una cosa es probar algo y otra muy diferente es percibir unas características muy definidas”, comenta Habib Rabbat, sommelier y profesor del Instituto Gastronómico del Gato Dumas.

El oficio de catar agua

“Catar agua es absurdo porque es H2O y ya está», dice la gente cuando se entera de que existen los catadores de agua. Sin embargo, hay que dejar en claro que este líquido vital nunca llega puro a nuestras manos. Siempre viene cargado de minerales y otros componentes adicionales según la ciudad o en la que se encuentre”, comenta Rabbat.

Con tan solo un sorbo, el catador de agua es capaz de nombrar sus componentes, si es más ácida, dulce o intensa. “Estos sabores los dan los oligoelementos, que en otras palabras son los minerales como el azufre, magnesio, potasio, calcio, cloro entre otra infinidad de compuestos químicos”, cuenta.

Incluso con tan solo mirar unos cuantos vasos de agua, el catador puede afirmar si el agua carece de oxígeno o tiene microorganismos no deseados. “A simple vista se puede observar si el agua está brillante, turbia u opaca. Y lo que debemos buscar es tener un líquido brillante que me diga que está fresco y limpio”, comenta Rabbat.

Aunque el catador puede descubrir los sabores y minerales que tiene el agua, nunca le podrá decir cuál es la mejor del mercado. Esto se debe a que cada persona en el mundo tiene un gusto diferente, así que, como dice Rabbat, “tiene que empezar a probarlas todas, porque seguramente el sabor de un agua traída de Francia no le sabrá igual de bien que la que sale de la llave de su casa”.

¿Cómo saber si estoy tomando la mejor agua?

En este sentido, Rabbat comenta que siempre y cuando el agua sea potable, se le considera una buena bebida. “En ocasiones tildamos de mala al agua de la llave, pero hay que tener en cuenta que es una obra de ingeniería, esa agua sale de una planta, pasa por las tuberías de toda la ciudad y llega a la casa lista para beberse”.

Por supuesto, hay que decir que el líquido que llega a las casas cuenta con una parte por millón de litros con cloro, precisamente para eliminar los microorganismos que pueden afectar nuestra salud

Fuente:revistadiners.com

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